
No es el único que tengo, en total son 8 los que viven dentro de mi casa, y 2 o 3 más, según el día, que viven en mi patio; así que digamos que gatos, tengo un rato...jajaja. Pero hoy os voy a hablar de Kiko. Kiko no es un gato normal. Mi madre y yo pensamos que cuando mi perro Sansón murió hace unos años (el pobre ya había vivido bastante) se reencarnó en Kiko, porque lo que hace no es muy de gato que digamos... Os pongo en situación ¿va?. Sansón era un "coñazo" de perro porque estaba todo el rato siguiéndome; si me iba a mi cuarto a estudiar, se levantaba corriendo (bueno, es un decir, lo cierto es que los últimos años no estaba para muchos trotes) y me seguía por el pasillo para acostarse entre mis pies mientras yo estudiaba. Si me volvía al salón, o a algún otro sitio, volvía a levantarse angustiado para no perderme de vista. Y así todo el día. A veces me daba pena, porque cuando sólo salía de mi cuarto un momento no podía decirle: "no te muevas gordo, que vengo ya, tranquilo" y es que lo pasaba mal cada vez que tenía que levantarse...estaba viejete el pobre. Así que eso, si os hacéis a la idea de cómo era mi perro, podéis imaginaros como es Kiko... Kiko se pasa casi todo el día conmigo. Por las noches cuando llego a casa, me oye y cuando entro por la puerta está esperandome en el pasillo. Cuando me ve me maulla en plan "dónde has estado?, por qué has estado tanto tiempo fuera? Menos mal que ya estás aqui" Y entonces se sube y me abraza. ¿Que cómo que me abraza? Si, si, de verdad, es para verlo. Se sube a algo, se pone a dos patas y pone las dos delanteras alrededor de mi cuello mientras que junta su cabeza a la mia...es una monada. Yo estoy un rato con él y luego lo dejo para poder cenar, ponerme el pijama y tal; pero ahí está Kiko siempre. Hay veces que tengo que hacer cosas con él en mi cuello, porque depués de abrazarme, se sube del todo y se tumba en mi chepa, entre un hombro y el otro; así me da besitos en la cara, a veces se emociona tanto que termina mordiéndome los pendientes; casi muero el día que me tiró del pircing de la ceja...qué dolor. Cuando termino de cenar él sabe que al poco me voy a la cama y si tardo más de lo normal, o más de lo que él quiere, pues me viene a buscar, me maulla y se va corriendo a mi cuarto. Me encanta cuando está acostado el su cuna, lo miro y le digo: "Kiko,¿nos vamos a dormir?" y él se levanta y corre por el pasillo para subirse de carrerilla a mi cama...y ahí le tengo otra vez maullándome y abrazándome. Pero algunas noches me termina "cabreando" porque se me sube en contra de mi voluntad...no sabéis lo dificil que es recoger la ropa, ponerse el pijama y de más, con un gato de 9 kilos en la chepa, con esas garras con las que se sujeta, que me tiene la espalda marcada...Yo me separo de la cama para que no se me suba y el pobre no deja de maullar y de estirar la pata para intantar alcanzarme...si me descuido, se me sube por la espalda...él sólo quiere unos mimitos antes de dormir, es normal, ¿quién no los quiere?. Normalmente puedo dormir con todos los gatos que quieran dormir conmigo, eso si, Kiko es él único incondicional, está conmigo todas las noches. Lo noto encima de mis piernas, entre los pies, al lado de mi cabeza... a veces lo agarro de la pata y me quedo dormida con su ronroneo, ese sonido y vibración que para mi, es lo más relajante del mundo...si pudiera, inventaría gatos de peluche con el ronroneo incorporado... Confieso que me encanta dormir con él, ahora, repito que son 9 kilos de gato y hay mañanas que me levanto con las piernas como si hubiera corrido una maratón o algo. Pero merece la pena, me da mucho amor, nunca duermo sola. Me despierta maullándo, pidiendome más cariños...el jodio no se cansa... Cuando estudio, lo mismo. O me mira desde la cama de reojo para no perderme de vista, o directamente se pone encima de mis apuntes y se tumba boca arriba para que le acaricie...me quita los bolis...un suplicio cuando realmente tengo que estudiar. Mucha gente puede que no lo crea, que piense que los gatos son muy ariscos y que van a lo suyo, dejándose sólo coger cuando ellos quieren. Pues bien, sí, muchos gatos son así, pero al menos, los mios, no. Y Kiko es el ejemplo perfecto de gato cariñoso y casero. De todos los animales que he tenido y que tengo, él es al que más quiero (ahí, ahí con Sansón,)...es el que más me quiere a mi. No se por qué, no se qué le he dado para que sea así conmigo. Se que los animales mueren algún día y ya tengo experiencia en ello; pero no puedo pensar el día en el que Kiko me falte...mi vida estará vacia. ¿Quién me dará cariños antes de dormir?¿quién me acompañará en mis sueños?¿quién me despertará dándome besitos?¿quién me acompañará mientras estudio?¿quién me vendrá a saludar cuando llegue a casa?¿quién?¿quién?¿quién?... Este es un post dedicado a mi niño, que aunque él no lo lea nunca, sabe lo mucho que le quiero y lo mucho más que me siento querida por él. Kiko, no te vayas nunca... ;-( |